La gestión empresarial es una actividad muy estresante que puede llevar al colapso físico y mental si no se pueden manejar las presiones, las contingencias, los conflictos y los fracasos.
El estrés es una afección que suele generarse, entre otras razones, por exigir al cuerpo y la mente un rendimiento superior al que una persona normalmente puede tolerar. El estrés fue definido por la Organización Mundial de la Salud como una epidemia silenciosa que afecta la salud de millones de personas. Sus efectos negativos son padecidos por mucha gente aunque la mayoría no lo perciba o considere que algunos padecimientos vinculados al estrés tienen otras causas.
Se ha comprobado científicamente que la ansiedad, la presión interior y las dificultades que hay que superar para lograr determinados objetivos generan múltiples efectos dañinos en el cuerpo y la mente. Esa exigencia se manifiesta físicamente con cansancio, agotamiento e insomnio mientras que mentalmente se exterioriza con una falta de concentración, pérdida de interés, desorientación y desequilibrios emocionales.
En una empresa el estrés de los empleados se suele manifestar a través de sus conductas conflictivas, ausentismo, desbordes emocionales, ataques de pánico, reiteración de errores, falta de atención o generando adicciones al alcohol o drogas, entre otros efectos negativos.
Entre los empresarios, el estrés es consecuencia del esfuerzo que demanda gestionar una organización económica que implica, entre otras cosas, cumplir con los planes previstos, producir bienes de calidad, lidiar con la competencia, adaptarse a las fluctuaciones del mercado, tener pérdidas imprevistas, resistir la presión de los sindicatos, cumplir con la normativa regulatoria del Estado, afrontar los impuestos y generar ingresos suficientes para solventar los costos operativos de producción. A esas presiones y exigencias externas hay que adicionar la auto exigencia personal, la ansiedad, las inseguridades y los temores a fracasar. Todas presiones que si se desbordan y no controlan lo más factible es que en algún momento hagan colapsar física y mentalmente al empresario.
Ante el estrés acumulado un pequeño error, como la última gota de vaso lleno, puede quebrar anímicamente al empresario generando un profundo desequilibrio en su salud del cual le será muy difícil salir.
Muchos empresarios no quieren reconocer que gestionar le produce una gran dosis de estrés. Sostienen que sus actitudes avasalladoras y vigorosas no les causan cansancio ni agotamiento. Por el contrario, aducen que esa actitud hacedora y pasional les genera una adrenalina que los impulsa a lograr lo que otros no pueden. Afirman que sus energías, esfuerzo, creatividad y dedicación extrema, en vez de generarles efectos negativos a su salud, son su fortaleza para protegerse de las presiones y rechazar los problemas. No perciben que seguir ese camino conduce finalmente a picos de estrés que pueden afectarlo seriamente.
Es cierto que un emprendedor suele tener una personalidad vigorosa que le permite desarrollar energías que quizá otras personas no pueden tener. Es igualmente cierto que al ser pasionales y trabajar a toda máquina, no les causa cansancio y les permite resistir presiones que otras personas no podrían tolerar. Sin embargo, la mayoría de las veces tener esa personalidad avasallante, vivir ese frenesí y exigir al cuerpo más allá de ciertos límites recomendables termina afectando el físico, la mente y estado de ánimo.
Los emprendedores son seres humanos como todas las demás personas. Posiblemente en algunos casos demuestren que pueden exigir a su cuerpo y su mente mucho más esfuerzo que otras personas que se dedican a actividades rutinarias. Pero no hay duda de que si se esfuerzan o exigen más de la cuenta no podrán evitar el agotamiento, la alteración del ánimo o la desconcentración porque no son súper hombres. No poner freno a su personalidad pasional y al exceso de exigencias terminará corroyendo su salud a punto tal que pueden tener un colapso del cual posiblemente no puedan salir.
Como lo ha expresado la Organización Mundial de la Salud el estrés es una epidemia silenciosa que afecta a gran parte de los integrantes de la sociedad contemporánea y de manera especial los que viven en grandes urbes.
Los emprendedores no están exentos de esta epidemia siendo, en muchos casos, los principales afectados por la actividad que realizan y los problemas que enfrentan. El grado de exigencia laboral, la competitividad, la crítica social, el deseo de éxito, los conflictos laborales, las adversidades, los riesgos, los sindicatos, las traiciones en los negocios o las presiones sociales hace que la mayoría padezca estrés elevado y malo.
Junto a las presiones que resultan de la gestión, la incertidumbre también suele ser una causa importante de estrés para un empresario. No saber si se conseguirá un crédito, si los bienes producidos tendrán la aceptación del mercado, si los equipos técnicos llegarán a fecha, si el proveedor cumplirá con sus promesas o la oficina gubernamental concederá la habilitación suelen generar un fuerte estrés. Es cierto que no todas esas presiones pueden evitarse ya que forman parte de la dinámica de una empresa y generalmente depende de terceras personas. Sin embargo, es posible controlarlas delegando responsabilidades y priorizando objetivos.
Un emprendedor debe aprender a poner límites a su actividad cotidiana para no querer hacer todo en lugar de hacer lo posible. Debe tratar que el exceso de esfuerzo o problemas no la haga perder sus estribos y su salud. Debe entender que no puede tirar de la soga más de lo que la soga puede dar. No se puede proponer metas, responsabilidades o decisiones que superen su capacidad emocional o física. Tiene que comprender que nadie es inmune a los problemas y fracasos. Por lo tanto, tiene que entender que su salud está primero y que una forma de cuidarla es no exigirse más de lo que su cuerpo y mente pueden dar.
Es importante que un emprendedor evite el exceso de trabajo, las presiones externas o busque constantemente ir detrás de metas que demandan un gran esfuerzo. Se sabe que para muchos hacedores siempre falta tiempo para hacer todo lo que quiere hacer. Para concretar sus desafíos su mente trabaja las 24 horas del día con lo cual su salud física paga un precio muy alto. Es necesario que sepa poner freno a su ambición y sus deseos. Es fundamental que entienda que debe tomarse un tiempo para descansar y no poner el cuerpo a todos los problemas. Debe ser consciente que su mente y su físico necesitan darse un descanso de manera regular para sacarse de encima a las presiones tóxicas.
El empresario también debe darse un tiempo para disfrutar su familia, distraerse, entretenerse y relajarse para tener una mejor calidad de vida y ser más eficiente en las actividades que debe gestionar.
En los ámbitos médicos son conscientes que el estrés crónico o los picos de estrés por alteraciones negativas tienen consecuencias negativas sobre la salud mental y física. Se ha comprobado que el estrés es malo porque daña severamente al organismo y termina disminuyendo las capacidades de las personas haciendo que los errores se multipliquen, la desconcentración aumente y el nivel creativo decaiga. De manera especial ese tipo de estrés afecta las relaciones con el entorno familiar y el equipo de trabajo. Al generar desbordes emocionales, ataques de ira o descontrol hace que los que lo padecen tiendan a gritar, ningunear o denostar a quienes lo rodean asumiendo en muchos casos conductas autoritarias e irrespetuosas.Por todo lo expuesto, el empresario responsable de gestión debe poner límite a las presiones que le generan estrés que lo agotan, alteran y afectan su salud. Es esencial que aprenda a conocer y distinguir cuáles son las causas que pueden generarle estrés a fin de evitarlas, controlarlas o corregirlas. Lo único que no puede hacer un emprendedor es sentirse indestructible y que puede hacer todo lo que quiera exigiendo a su cuerpo más allá de ciertos límites. La mente, el físico y el estado anímico se saturan con determinadas exigencias y presiones que son necesarios conocer y evitar. Esto permitirá tener una mejor calidad de vida en beneficio personal, de su familia y de la empresa.
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