Si un emprendedor quiere conseguir inversiones, aumentar su presencia en el mercado y lograr asociaciones productivas debe salir del anonimato para conectarse, relacionarse y vincularse con el entorno social.

Un emprendedor es un ser social en la medida que para desarrollar y ejecutar sus actividades económicas lo de debe hacer con otras personas. Sus actividades siempre incluyen un entorno de gente constituido por los empleados, asesores, clientes, proveedores, consumidores o funcionarios públicos. Con ellos debe relacionarse a diario para lograr que acepten sus propuestas o sufrir que las critiquen y rechacen. Por lo tanto, debe formar parte de los objetivos de su gestión integrarse a su comunidad de negocios para generar relaciones y vínculos que le permitan desarrollar la empresa. En la medida que sus actividades trasciendan, sean reconocidas y alabadas aumentara su prestigio y podrá concretar objetivos que no podría hacerlo si permanece en el anonimato.
Todo gestor de un emprendimiento debe incluir en su agenda de actividades una política de comunicación y de ampliación de relaciones sociales a fin de lograr vínculos que le permitan abrir puertas de negocios que de otra manera difícilmente pueda abrir, con lo cual gran parte de sus objetivos no podrán concretarse.
Tener un elevado número de contactos comerciales y relaciones sociales es esencial porque esos vínculos le permitirán salir del anonimato y comenzar a ser visible para los demás. Nadie admira o realiza negocios con emprendedores desconocidos o que se encuentran sumergidos en un cono de sombra. Para obtener créditos bancarios, conseguir financiamiento, asociarse con otras empresas, vender los productos, tener capacidad de negociación o lograr que sus opiniones sean escuchadas es muy importante que la gestión empresarial sea conocida y trascienda positivamente entre la mayor cantidad de gente. Con ese propósito es fundamental que el emprendedor salga del anonimato, se vincule con su entorno y exponga públicamente sus acciones para que la gente común y otros empresarios las valoren. Desde el ostracismo son pocas las cosas que pueden lograrse en el mundo actual en donde las recomendaciones, las vinculaciones, las relaciones y el intercambio de intereses abren opciones de negocio que el anonimato no permite.
No trascender profesionalmente ni vincularse con el entorno social puede tener ventajas en lo personal para preservar la privacidad y no estar expuesto a la crítica o chismerío. Sin embargo, desde la perspectiva empresarial y el mundo de los negocios el anonimato y carecer de las relaciones apropiadas cierra muchas puertas y, lo que es peor, no ayuda a abrir ninguna. Los emprendedores que quieren pasar a hurtadillas por el mundo social y evitan vincularse con funcionarios, empresarios, bancarios o personalidades públicas tendrán muchas dificultades en expandir su empresa, aumentar sus ingresos y ser reconocido. El desconocimiento sobre sus logros y actividades profesionales indefectiblemente afecta el crecimiento de la empresa dado que en el mundo actual la gente quiere vincularse con gente reconocida y famosa.

El anonimato impide salir a la superficie social para que la gestión sea valorizada y tenida en cuenta para realizar futuros proyecto y negocios.

Un emprendedor –dentro de sus múltiples actividades– debe dedicarle un tiempo a vincularse con instituciones, empresas, bancos y consumidores para que conozcan su trayectoria, proyectos y éxitos. Si aspira a que su empresa progrese no puede aislarse del entorno y sumergirse en un anonimato que no lo dejará transcender ni relacionarse con la gente que lo puede ayudar en diversos objetivos.
Los que eligen el anonimato para evitar las críticas, no ser controlados por los organismos públicos, eludir la gente toxica o no perder el tiempo en eventos sociales, posiblemente logren cierta tranquilidad personal. Sin embargo, ese bajo perfil le cancelará la posibilidad de transitar caminos beneficiosos para el emprendimiento dado que las relaciones sociales y económicas potencian los negocios. Aunque a muchos no lo acepten o lo rechacen la trascendencia social que logre un emprendedor es un imán que atrae al entorno porque visualizan que a través de ese vínculo pueden lograr un beneficio.
Si bien cada vez son menos los emprendedores que dudan de los beneficios que significa tener una amplia red de relaciones para mejorar un negocio este objetivo no es fácil de conseguir. El tiempo de un empresario es limitado y tampoco abundan las oportunidades para conocer gente que pueda ser útil para los objetivos de la empresa. Por esa razón, es necesario que un emprendedor aproveche el tiempo libre que dispone para seleccionar las relaciones que mejor ayuden a apalancar su gestión. En el mundo de los negocios no es lo mismo vincularse con gente poderosa que con insolventes o embaucadores. No es lo mismo relacionarse con personas de elevadas condiciones morales que con gente toxica o envidiosa. No es lo mismo rodearse de creativos que perder el tiempo con gente que afirma tener una ocurrencia que en verdad no sirve para nada. Por lo tanto, un emprendedor debe aprender a seleccionar sus relaciones que más se ajusten a sus necesidades. No se trata solo de buscar relacionarse con gente para salir del anonimato sino que es necesario que las vínculos que se establezcan con el entorno social sean beneficiosos para la empresa.
Cabe aclarar que ampliar la red de relaciones, trascender y salir del anonimato no se logra de manera espontánea ni natural, sino que requiere una acción planificada por parte del emprendedor. No basta tener ganas de ser reconocido socialmente sino que es fundamental planificar acciones para lograr ese objetivo. Salir del anonimato requiere que el emprendedor genere hechos, contenidos, ideas y lleve adelante acciones que llamen la atención entre aquellas personas o sectores que pueden ser una palanca o punto de apoyo para lograr un fin. 

Si no existen propuestas o proyectos valorados como positivos es muy difícil motivar el interés de los otros para establecer una relación o vínculo.

Lo bueno es que emprendedor en la actualidad tiene muchos recursos y herramientas para salir del anonimato. Puede llevar adelante planes promocionales de su gestión, desarrollar campañas publicitarias de sus productos, vincularse con grupos afines, realizar acciones de bien público, participar en medios de comunicación o tener una presencia activa en las redes sociales. También es cierto que esa explosión de herramientas para trascender tiende a saturar a la gente con lo cual –ese exceso informativo– muchas veces suele ser un obstáculo para trascender y relacionarse.
No se puede desconocer que el mercado está saturado de emprendedores, innovaciones, productos y campañas publicitarias que como fuegos artificiales en Año Nuevo constantemente informan sobre nuevos emprendimientos. Ese amplio abanico de opciones suele convertirse en una seria dificultad para que muchos emprendedores trasciendan, sean reconocidos y valorados por la sociedad. A pesar de su esfuerzo y políticas comunicacionales no logran llamar la atención por la abundancia de novedades y gente que quiere emprender. Todo ese exceso de propuestas, información y gente que lleva adelante un negocio termina teniendo el efecto de una neblina que impide visualizar a todos los que buscan ser reconocidos por sus actividades.
No se puede desconocer que el frenesí la vida actual, la falta de tiempo, el trabajo excesivo, la saturación de novedades y la multiplicación de emprendedores en todas las áreas suelen ser obstáculo para ampliar la red de relaciones necesaria para generar nuevos proyectos. Sin embargo, esta dificultad no debe ser tomada como una excusa para abandonar el esfuerzo de salir del anonimato. Quedarse en un cono de sombra y no hacer el esfuerzo de vincularse con el entorno solo lleva a un destino negativo: ser relegado de muchos negocios. Un emprendedor debe salir del anonimato, llamar la atención y aprovechar su visibilidad para relacionarse con aquellos que puedan favorecer al crecimiento de su empresa. Sin vínculos y relaciones  todo cuesta mucho mas de conseguir.