El problema no es tener carencias profesionales o debilidades emocionales que afectan el rendimiento empresarial. El problema es negar su existencia con lo cual esas limitaciones nunca se pueden superar.
Ningún emprendedor puede ser talentoso y eficaz en todo lo que hace. Todos tienen diferentes capacidades que facilitan ser más o menos eficiente para lograr determinados objetivos. Por lo tanto, antes de emprender una actividad económica es fundamental conocer cuáles son las capacidades o fortalezas que se tienen para ciertos fines y cuáles las carencias o debilidades que impiden concretar eficazmente determinados proyectos.
Un emprendedor no puede engañarse atribuyéndose talentos, conocimientos o aptitudes que carece. Es esencial que sea honesto consigo mismo para detectar sus capacidades más sobresalientes y sus carencias más evidentes. Ese conocimiento honesto le permitirá apoyarse sobre sus fortalezas para concretar más rápido y mejor a los objetivos buscados. Por otra parte, conocer sus debilidades no solo evitará frustraciones por haberse recostado en sus carencias para llevar adelante un proyecto sino que le permitirá tomar la decisión de superarlas para lograr metas que antes no hubiera podido alcanzar.
Un emprendedor no debe flagelarse, castigarse, sabotearse ni llenarse de culpas por tener debilidades que otros no tienen. Es normal que toda persona tenga algunas carencias que le impiden resolver ciertos problemas de manera eficiente como lo hacen otros que no las tienen. Nadie puede ser perfecto ni tener talentos superlativos para enfrentar exitosamente todos los desafíos. Lo importante es reconocer los alcances de nuestras capacidades positivas y conocer nuestras debilidades para evitar apoyarse en ellas para intentar alcanzar un objetivo.
Las debilidades o carencias de un emprendedor pueden tener muchas causas como la falta de conocimientos, limitada formación profesional, incapacidad de gestionar, desorganización en la planificación, ausencia de imaginación, insensibilidad o mala memoria, para solo citar algunas. Todas causales que llenan la mente de pensamientos agoreros que generan miedo, inseguridad, impotencia, frustración y abandono de los proyectos por temor a fracasar.
No hay duda que tener carencias suele ser muy perturbador y generar incertidumbres al momento de planificar una actividad. Sin embargo, un emprendedor no debe bajar la guardia ante sus debilidades, ocultarlas o resignarse a padecerlas sin hacer nada para modificar esta situación. Por el contrario, su obligación es hacer todo lo posible para superarlas, erradicarlas o disminuir sus consecuencias negativas.
Carecer de ciertos conocimientos, no tener determinada destreza o no generar grandes ocurrencias creativas no es una maldición y un problema insuperable.
Es cierto que hay carencias o limitaciones que pueden ser muy negativas y difíciles de superar con facilidad. Sin embargo, la gran mayoría de las limitaciones que puede enfrentar un emprendedor pueden superarse a través de la capacitación, la formación profesional, buenos equipos de colaboradores y múltiples herramientas que ayudan a corregirlas y erradicarlas. Por lo tanto, es tarea de todo emprendedor buscar caminos que permitan amortiguar, eliminar y superar las debilidades que impiden concretar proyectos y materializar sueños.
Los emprendedores que bajan los brazos antes de intentar superar sus carencias, se descalifican y sabotean por sus debilidades, renuncian a la búsqueda de soluciones. Renuncian a la superación personal y profesional. Optan por el camino fácil de la lamentación. No quieren asumir retos, desafíos o sacrificios escudándose en sus debilidades o impotencia de superarlas.
Un emprendedor no puede permitir que los pensamientos negativos lo dominen y lo hagan sentir que es un bueno para nada. No puede quedarse paralizado sin tomar iniciativas para cambiar. No puede resignarse a quedar atrapado en sus miedos. Los que no hacen nada para erradicar sus debilidades se convierten en personas temerosas que nunca toman iniciativas porque sienten que ciertos objetivos les quedan grandes.
Un emprendedor no puede negar sus carencias ni resignarse a sus consecuencias negativas. Debe ser un luchador que no se amilana ante los problemas sin haber intentado la búsqueda de una solución. Esa solución comienza en reconocer y aceptar cuales son las debilidades que lo perjudican para alcanzar un objetivo o que lo atemorizan para emprender una actividad. Jamás debe negarlas u ocultarlas debajo de la alfombra como si no existieran. Ocultar las debilidades es absolutamente negativo. Al esconder las carencias los errores se multiplican porque se cancela la posibilidad de buscar soluciones. Tapar o disimular que no se tienen debilidades es una conducta tan errónea como querer borrar los números de un termómetro para ocultar que el paciente tiene temperatura. Al no saber que el paciente tiene fiebre se desconocen sus padecimientos y por lo tanto no se buscan soluciones para lograr la mejoría.
Un emprendedor no puede negar sus carencias ni resignarse a sus consecuencias negativas. Debe ser un luchador que no se amilana ante los problemas sin haber intentado la búsqueda de una solución. Esa solución comienza en reconocer y aceptar cuales son las debilidades que lo perjudican para alcanzar un objetivo o que lo atemorizan para emprender una actividad. Jamás debe negarlas u ocultarlas debajo de la alfombra como si no existieran. Ocultar las debilidades es absolutamente negativo. Al esconder las carencias los errores se multiplican porque se cancela la posibilidad de buscar soluciones. Tapar o disimular que no se tienen debilidades es una conducta tan errónea como querer borrar los números de un termómetro para ocultar que el paciente tiene temperatura. Al no saber que el paciente tiene fiebre se desconocen sus padecimientos y por lo tanto no se buscan soluciones para lograr la mejoría.
Un emprendedor no puede negar sus carencias ni resignarse a sus consecuencias negativas. Debe ser un luchador que no se amilana ante los problemas sin haber intentado la búsqueda de una solución. Esa solución comienza en reconocer y aceptar cuales son las debilidades que lo perjudican para alcanzar un objetivo o que lo atemorizan para emprender una actividad. Jamás debe negarlas u ocultarlas debajo de la alfombra como si no existieran. Ocultar las debilidades es absolutamente negativo. Al esconder las carencias los errores se multiplican porque se cancela la posibilidad de buscar soluciones. Tapar o disimular que no se tienen debilidades es una conducta tan errónea como querer borrar los números de un termómetro para ocultar que el paciente tiene temperatura. Al no saber que el paciente tiene fiebre se desconocen sus padecimientos y por lo tanto no se buscan soluciones para lograr la mejoría.
Negar las debilidades lo único que produce es el aumento de los problemas con lo cual se incrementa la fragilidad del emprendimiento y no se buscan alternativas para desterrarlas.
La prioridad de un emprendedor es corregir y superar sus debilidades porque esas carencias no desaparecen por si solas sino que requiere de un gran esfuerzo de voluntad para superarlas. Por lo tanto, reconocidas y aceptadas las limitaciones para lograr determinados objetivos es necesario buscar las herramientas para superarlas. En vez de sabotearse o convivir con esas debilidades debe buscar mecanismos que permitan erradicarlas. Tiene que hacer lo posible para erradicarlas para que no se conviertan en una espada de Damocles sobre la cabeza que lo llena de miedos, genera frustraciones y le hacen perder la confianza de si mismo.
Un emprendedor no podrá emprender ni grandes ni pequeños desafíos si vive atemorizado por las limitaciones que le imponen sus carencias personales o profesionales. No pude ser esclavo de sus miedos ni aceptar que sus debilidades no tienen solución. Si vive frustrado y acobardado lo único que logrará es quedar atrapado en una red de inseguridades que lo paralizarán y lo sacarán del mercado.
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