Un emprendedor debe estar atento a los movimientos del mercado, a las necesidades de la gente y a sus demandas insatisfechas con el propósito de detectar oportunidades de negocio para emprender una actividad que genere beneficios.
Una gestión empresarial no puede limitarse al presente, sino que debe mirar hacia el futuro a fin de adaptarse a la movilidad constante del mercado y a las nuevas necesidades de la gente. Es necesario que esté alerta para acompañar los cambios que existen en el consumo, la producción, la tecnología y la competencia. Asumir un comportamiento conservador, aferrarse al pasado y no arriesgar en nuevos proyectos limita las posibilidades de mantener vigente el emprendimiento o sus productos. Estar atento al cambio de expectativas de la gente permite descubrir oportunidades de negocio que abran una puerta para crecer y generar una mayor rentabilidad.
Para no quedar rezagado y perder vigencia, un emprendedor no puede ser conformista ni repetir siempre las mismas acciones. Si se queda atrapado en la rutina corre el riesgo de ser expulsado del mercado, superado por la competencia o iniciar el camino hacia la quiebra. Su obligación es buscar constantemente nuevas oportunidades de negocio para mantenerse sobre la línea de flotación del mercado. Con ese propósito es importante que esté atento a las renovadas y cambiantes necesidades de la gente para aprovechar situaciones ventajosas que otros empresarios no logran percibir o tienen miedo de emprender por los riesgos que pueden presentarse.
Se sabe que el mercado se encuentra en permanente transformación, mutación y cambio. Diariamente los gustos de la demanda cambian, la tecnología se modifica y aparecen nuevos procesos de producción. Todos esos cambios impulsan la conformación de una cadena de nuevas necesidades que la sociedad le interesa satisfacer. Ante esos cambios y carencias insatisfechas algunos empresarios visualizan un problema en la medida que no saben cómo responder o actuar. En cambio, otros emprendedores con sed de éxitos ven los cambios y necesidades del mercado como una oportunidad para hacer negocios que aumenten los ingresos de la empresa y le generen prestigio.
El emprendedor que detecta con rapidez una oportunidad de negocio tiene una ventaja comparativa con respecto a los empresarios que no las ven o se demoran en reaccionar.
Los emprendedores que perciben, detectan, olfatean y descubren cuales son las demandas insatisfechas suelen lograr beneficios en comparación a aquellos que no vieron las oportunidades o quedaron rezagados por reaccionar tardíamente.
Un emprendedor no puede quedarse dormido o aferrado una zona de confort mientras el mundo sigue andando. La sociedad no perdonará su letanía ni la competencia va esperar pacientemente que entre en acción. Aprovecharan su tardanza o ceguera para no ver las oportunidades que se presentan en el mercado para lograr mayores beneficios. Por lo tanto, es obligación de un emprendedor estar alerta y con todos los sentidos encendidos para detectar los cambios sociales a fin de arriesgar, emprender y aprovechar todo tipo de oportunidad de negocio.
Un gestor de empresa no puede pretender que las oportunidades lo busquen o le golpeen la puerta de su establecimiento. Las oportunidades comerciales tampoco se presentan con un moño de regalo acompañado de un cartel que dice “aquí hay un negocio”. Las oportunidades tienen que ser descubiertas y una vez detectadas se debe gestionar con eficiencia para ser coronadas por el éxito.
Un emprendedor debe buscar las oportunidades de negocio en la calle, en los libros, en internet, en el mercado, conversando con los amigos o dando libertad a la imaginación para que generen ideas novedosas en función de la recopilación de datos del mercado. Por tal motivo, tiene que estar siempre pendiente y alerta sobre lo que sucede en su entorno social. Es fundamental que observe en todos los rincones para ver si surge una oportunidad para emprender un negocio. Un emprendedor debe recobrar el espíritu de sus ancestros convirtiéndose en un cazador que siempre está alerta para percibir, cazar y materializar una oportunidad que le genere un beneficio.
Los emprendedores más informados, actualizados y con una mente abierta a nuevos desafíos son los que tienen mayores posibilidades de detectar opciones de negocio. Los que se aferran al pasado, no salen de su zona de confort o se quedan inmóviles por estar embargados por el temor al fracaso, es muy difícil que aprovechen las puertas que se abren en el mercado para lograr un negocio.
El emprendedor temeroso que busca seguridad y no quiere asumir riesgos es muy difícil que se anime a emprender detrás de una difusa e incierta oportunidad de negocio que no está corroborada porque nadie fue detrás de ella. Las oportunidades generalmente exigen asumir riesgos. Por lo tanto, ser excesivamente mesurado, asustadizo, pesimista, rutinario o aferrarse a conductas del pasado impide racional y emocionalmente estar predispuesto a arriesgar en nuevos proyectos. Para aprovechar las oportunidades de negocio es necesario que se combine la capacidad de percibirlas con el coraje de asumir los peligros que pueden presentarse ya que todo intento de materializar una oportunidad implica necesariamente asumir un riesgo.
No se puede desconocer que las señales del mercado o premoniciones que muestran que se puede estar frente a una oportunidad de negocio económico no garantiza que esa posibilidad sea coronada por el éxito. No son pocas las ocasiones en que las potenciales oportunidades no generan beneficios por errores de cálculo, malos pronósticos o ineficiencia en la gestión. Materializar una oportunidad de negocio implica recorrer un camino sinuoso que requiere de eficiencia, capacidad, recursos apropiados, flexibilidad y planes certeros que permitan llegar a destino. Por esa razón muchos optan por no arriesgarse y aferrarse a las actividades que conoce para no asumir riesgos.
Sin embargo, a pesar de los riesgos y desaciertos que pueden surgir al lanzarse detrás de un proyecto novedoso un emprendedor no debe amedrentarse. No aprovechar una oportunidad puede significar que la competencia lo deje fuera de juego o su posición en el mercado deje de ser relevante. Un emprendedor debe tener siempre presente que el que no arriesga no gana y que al éxito se llega con esfuerzo, eficacia, creatividad, tesón, osadía, perserverancia y capacidad para superar errores.
Los emprendedores temerosos, mediocres y sin sed de éxito son los que dejan pasar oportunidades y son furgón de cola de aquellos que arriesgaron.
Aprovechar oportunidades de negocio no implica que un emprendedor deba lanzarse detrás de cualquier proyecto que se le presente. No debe enfrascarse en utopías, objetivos inviables o fantasías impulsado solamente por el entusiasmo. No debe gastar energía detrás de supuestos negocios que en verdad son puro humo en la medida que no son viables o no arrojarán los beneficios esperados. Muchas veces el deseo de emprender una actividad comercial lleva a visualizar oportunidades donde verdaderamente no existen. La mente y la intuición a veces son traicioneras porque nos hacen imaginar o creer que existe un negocio donde en verdad solo hay puro humo que se esparce ante el primer soplo de realidad.
No todas las señales o indicios que se perciben en el ámbito económico son una oportunidad para emprender exitosamente. Por lo tanto, un emprendedor debe evaluar objetivamente el margen de probabilidades que ofrecen determinadas opciones para generar un negocio venturoso. A través de un análisis exhaustivo debe mesurar y corroborar la factibilidad operativa del proyecto y acreditar su potencial rentabilidad. No debe olvidar que si todas las percepciones o cálculos de oportunidades fueran ciento por ciento correctos habría muchos más millonarios de los que existen.
Un empresario también debe ser precavido ante las oportunidades de negocio que otros presentan como fáciles o como una opción para obtener grandes ganancias. En el ámbito económico existen muchos vendedores de humo que, por ignorancia o mala fe, suelen afirmar que existen opciones para hacer dinero donde no las hay.
Distinguir las falsas oportunidades de las buenas no algo sencillo. Si fuera fácil distinguirlas con rapidez todos los emprendedores tendrían asegurando un destino promisorio. Sin embargo, esta dificultad ni implica que un emprendedor no deba arriesgar cuando tiene un ciento por ciento de garantía de éxito. Si se quieren aprovechar oportunidades de negocio y tomar la delantera con respecto a la competencia hay que asumir que se presentaran riesgos, equivocaciones e imprevistos dado que habrá que recorrer un camino que otros no han recorrido. Sin embargo, también hay que tener presente que si llega a buen puerto los beneficios compensaran los temores padecidos.
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