Emprender por cuenta propia demanda muchos sacrificios que no siempre generan recompensas por lo que muchas personas optan por un empleo que garantice un ingreso, estabilidad, seguridad y beneficios laborales.
En los sistemas económicos abiertos, en donde el derecho positivo garantiza la libertad y la igualdad de oportunidades para producir y trabajar, los integrantes de la sociedad pueden optar entre dos formas básica para lograr un ingreso. Una opción consiste en emprender una actividad económica por cuenta propia mientras que la otra opción es buscar un empleo en relación de dependencia.
Al optar por una relación laboral dependiente los empleados aportan su esfuerzo físico o intelectual a una actividad productiva a cambio de un salario. En esta relación laboral los empleados quedan sujetos a las directivas del empleador que tiene la responsabilidad de establecer los objetivos de la actividad productiva, la forma de producir, los horarios de trabajo y la decisión del monto salarial a pagar a los empleados.
Las personas que optan por la dependencia laboral ceden parte de su libertad de acción a cambio de un empleo que le ofrezca seguridad, estabilidad y un ingreso regular.
Los que buscan empleo lo hacen porque saben que no es sencillo trabajar de manera independiente, generar una idea productiva, poner en funcionamiento un emprendimiento, asumir riesgos, gestionar con pericia, invertir, competir en el mercado y generar ganancias suficientes para no contraer deudas. Al ser empleado la obligación de lograr resultados económicos positivos son responsabilidad del empleador. Por otra parte, tener un empleo formal y en relación de dependencia asegura un cumulo de derechos laborales y beneficios económicos como el aguinaldo, servicios médicos, indemnizaciones por despido, jubilación, vacaciones pagas, licencias por maternidad, horarios limitados de trabajo y decenas de derechos establecidos en una vasta legislación laboral.
Los derechos y beneficios que otorga la legislación argentina a los empleados en relación de dependencia no los tienen las personas que emprenden una actividad económica por cuenta propia o trabajan de manera independiente. En estos casos la obtención de un ingreso depende que el emprendedor logre –con sus ideas y esfuerzo– un resultado económico positivo. Si con su accionar no obtiene resultados positivos o fracasa en sus objetivos sus ingresos serán nulos mientras que sus deudas pueden ser muchas.
A pesar que un emprendedor no tiene gran parte de los derechos y beneficios de un empleado tiene otro tipo de recompensas y satisfacciones. Emprender por cuenta propia tiene la ventaja de no depender de un jefe o una organización que establezca que es lo que se debe hacer de manera obligatoria dentro de un horario determinado. Emprender permite tener libertad para autogestionarse y ser independiente para establecer los objetivos que se quieren conseguir. Emprender da la posibilidad de ser artífice del camino que se quiere transitar y la meta que se desea alcanzar. Emprender ofrece la posibilidad de ser dueño de los resultados económicos que se obtengan y definir con quién se compartirá las ganancias. Sin embargo no todo es un arco iris de felicidad. Al emprender de manera independiente también hay que hacerse cargo de una fallida gestión y asumir los fracasos, errores, deudas, impuestos y juicios laborales.
Al tener la responsabilidad de gestionar un emprendimiento no se puede echar la culpa a otro de los errores cometidos y de esa manera evitar las consecuencias. Los que emprenden y gestionan un negocio tampoco pueden apelar a otros para que lo ayuden a tener ideas creativas, producir bienes de calidad, ser eficiente, superar contingencias y generar la riqueza necesaria para solventar los gastos que demanda el emprendimiento.
Emprender no es fácil ni asegura ingresos. Por el contrario es una actividad exigente y sacrificada que obliga a trabajar muchas horas todos los días de la semana para lograr algún beneficio.
Es una actividad en la que no existe una red de contención si se cometen errores en la gestión o no se logran las metas deseadas. Un emprendedor depende de sí mismo. Si gestiona de manera deficiente debe enfrentar en soledad sus deudas y problemas. Tampoco el Estado y las leyes –como sucede con los empleados en relación de dependencia– le garantiza al emprendedor servicios médicos gratuitos, licencias pagas u horarios restringidos para trabajar. Todos los beneficios o ingresos a que aspire un emprendedor deben ser obtenidos por cuenta propia.
Gestionar un emprendimiento es un trabajo duro que normalmente viene acompañado de problemas financieros, no tener horarios libres y tener que asumir frustraciones, desilusiones y denostaciones por parte de los empleados y la sociedad por el rol que el jefe de la empresa ocupa en un proceso productivo. Además, la dedicación full time que exige emprender implica –muchas veces– no poder desarrollar una vida afuera de la empresa, debiendo postergar la relación familiar y social.
Sin lugar a dudas que la libertad, independencia y autonomía de los emprendedores demanda muchas contraprestaciones y obligaciones que no todas las personas pueden o están dispuestas a dar. Por ese motivo, para emprender se requiere tener una personalidad perseverante, resistente, equilibrada y pasional para afrontar adversidades. También requiere tener talento para generar ideas creativas y capacidad para gestionar de manera idónea. Por esa razón muchos desisten a la hora de emprender por cuenta propia. No todos tienen la personalidad, el carácter, los conocimientos, la audacia, el coraje, las fortalezas y las condiciones profesionales para transitar un camino de soledad, riesgos, críticas, fracasos, frustraciones y traiciones.
Por este motivo la gran mayoría de la gente suele optar por un empleo en donde las exigencias son menores y se tiene garantizado un ingreso.
Es evidente que las diferencias, ventajas y desventajas entre ser empleado y emprendedor son muchas. Por lo tanto, al proyectar la forma en que se quiere vivir, trabajar y obtener un ingreso es fundamental analizar cuáles son las fortalezas, debilidades, expectativas y aspiraciones que se tienen para definir si es mejor buscar un empleo o emprender una actividad económica por cuenta propia.
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